Ejercicios para Calmar la Mente

Si ya has practicado algún ejercicio de meditación con anterioridad, te habrás dado cuenta que la mente es uno de nuestros grandes aliados, pero también uno de nuestros más grandes enemigos cuando practicamos meditación. La naturaleza de la menta es analizar y dividir en partes, mientras que la naturaleza del corazón, donde se enfocan las técnicas de meditación de Sri Chinmoy, es unicidad pura.

Generalmente tenemos en un día normal más de 35,000 pensamientos que en su mayoría de casos son pensamientos absurdos, destructivos y negativos, recuerda, tú eres lo que piensas, podemos empezar orientando nuestra mente de pensamientos negativos a por lo menos pensamientos negativos y de esa forma, poco a poco, controlar los pensamientos que dejamos que entren a nosotros ó simplemente transformarlos a través de diferentes técnicas como las que podrás experimentar a continuación.

Recuerda siempre: Postura y Respiración; ambas son las piedras angulares de la meditación, y si mantienes una postura correcta con tu columna vertebral recta y una respiración lenta y profunda, se te hará mucho más sencillo practicar alguno de los siguientes ejercicios:

 

Mantén alejados a los enemigos.  Hay dos clases de pensamientos: buenos pensamientos y malos pensamientos.  Una clase son los saludables y otra clase son los no saludables.  Los pensamientos no saludables, los pensamientos no divinos, son nuestros  enemigos, mientras que los buenos pensamientos, los pensamientos divinos, son nuestros amigos.  Nosotros estamos parados en la puerta de nuestra casa y alguien está tocando a la puerta. Tenemos que ver si es un amigo o un enemigo.  Si es un amigo, le permitiremos entrar.  Si es un enemigo no, no lo dejaremos entrar.

Pero la dificultad es que a veces cuando abrimos un poco la puerta, los  enemigos pueden forzarla para entrar.  Entonces, ¿qué hacemos? No abrimos la puerta en absoluto.  Mantenemos la puerta con cerrojo desde adentro.  Nuestros verdaderos amigos no se irán.  Ellos pensarán, “Algo malo le pasa.  Usualmente es muy amable con nosotros.  Así que debe haber una razón especial para que no nos esté abriendo la puerta”.  Ellos tienen simpatía y unicidad, así que esperarán indefinidamente.

Pero nuestros enemigos solo desean molestarnos, torturarnos y destruirnos.  Ellos esperarán solo unos pocos minutos.  Entonces perderán toda la paciencia y dirán “Está por debajo de nuestra dignidad perder nuestro tiempo aquí”.  Estos enemigos tienen su orgullo.  Ellos dirán: “¿A quién le importa? ¿Quién lo necesita? Vayámonos y ataquemos a alguien más”.  Si no le ponemos atención a un mono, el mono eventualmente se irá a morder a alguien más.

Pero nuestros amigos dirán, “No, nosotros le necesitamos y él nos necesita.  Esperaremos indefinidamente por él”.  Así que después de unos cuantos minutos, nuestros enemigos se irán.  Entonces podremos abrir la puerta, y nuestros muy queridos amigos estarán esperando por nosotros.

 

Dale forma humana a los pensamientos.  Ahora tomemos un pensamiento.  Tú dirás que naturalmente tú te concentras solo en buenos pensamientos.  Pero desafortunadamente, inconscientemente meditamos en malos pensamientos.  Celos, dudas, sospechas – a todos ellos los atesoramos  inconscientemente.  Cuando esta clase de malos pensamientos vienen, solo piensa en ellos (los celos, miedo, duda e hipocresía) como personas, e inmediatamente dales forma humana: “Este chico tiene cualidades no divinas”.  Cuando venga un buen pensamiento, también dale forma: “Este hombre tiene todas las buenas cualidades – humildad, sinceridad, etc., etc.”

Entonces, ¿qué se puede hacer? Cuando tú ves a un buen hombre, siente que él te está guiando y trata de seguirlo mientras él así lo desee.  Pero si ves a un mal hombre – un hombre lleno de miedo, ansiedad, y así sucesivamente – siente que va a perseguirte sin piedad y que tienes que correr lejos de él inmediatamente.  No debes permitirle nunca acercarse a ti.  Cuando ves a alguien destructivo frente a ti, inmediatamente reacciona como si él te fuera a destruir.  Siente que tu vida misma está en peligro.

Muy frecuentemente en la vida espiritual, las personas no toman muy en serio los malos pensamientos.  Atesoramos  estas cualidades no divinas y sentimos que son solo insectos picándonos.  Pero cuando tienes estas cualidades no divinas tienes que sentir que ellos son peor que dragones, son algo muy peligroso.

 

Eres un niño de Dios.  Puedes empezar teniendo buenos pensamientos: “Quiero ser bueno.  Quiero ser más espiritual.  Quiero amar más a Dios, quiero existir sólo para él”.  Permite que estas ideas crezcan dentro de ti, empieza con una o dos ideas divinas: “Hoy quiero sentir que realmente soy un niño de Dios”.  Esto no es un mero sentimiento es una realidad.  Siente que la Virgen María está abrazando al niño Jesús.  Siente que la Madre Divina te tiene en sus brazos como a un bebé.  Entonces siente: “Realmente deseo tener luz-sabiduría.  Deseo caminar con mi Padre.  Adonde quiera que Él vaya iré yo con Él.  Obtendré luz de Él”.

 

Agranda los buenos pensamientos.  A cada momento somos asaltados por malos pensamientos o somos inspirados por buenos pensamientos.  Cada pensamiento puede actuar como una bomba atómica en nuestra vida.  Cuando somos asaltados por un mal pensamiento, trataremos de descartarlo.  Cuando somos acometidos por un buen pensamiento, trataremos de desarrollarlo y agrandarlo.  Cuando empezamos a meditar temprano por las mañanas, si un buen pensamiento viene, agrandémoslo.  Digamos que es un pensamiento de amor divino – no el humano, no el amor emocional, sino el divino, el amor universal: “Yo amo a Dios, yo amo toda la Creación de Dios”.

 

Invoca pureza: Puedes meditar y decirle a tu mente, “No voy a permitirte ir a tu propia manera; ahora deseo pensar en Dios”. Repite el Nombre de Dios en silencio o en  voz alta. Al momento siguiente, di “Deseo tener pureza en toda mi existencia”. Luego repite “pureza, pureza, pureza”. En ese momento no le estás permitiendo a tu mente pensar en impurezas o en otra persona o cosa. No le des a la mente la oportunidad de distraerse: simplemente utiliza tu mente para tu propio propósito. Tienes un millón de cosas que lograr en y por medio de la mente. Pero la mente es tan traviesa y pícara, que si no la utilizas tú, ella te utilizará a ti.

 

Estrangula los pensamientos: Otra forma es esta: cuando venga un pensamiento no puro, bueno o divino, repite inmediatamente la palabra “Supremo” muy rápidamente. El Supremo es mi Guru, tu Guru, y el Guru de todos. Así que repite muy rápido Supremo, y cada vez que uses la palabra “Supremo”, siente que estás creando una serpiente que se enrolla alrededor del pensamiento no divino, y lo estrangula. Si los celos vienen, di “Supremo” muy rápido, y verás que alrededor del pensamiento de celos hay una espiral que lo enrolla y lo ahorca.

 

Disminuye la velocidad de la corriente de pensamientos: Todo pensamiento o idea que entre en la mente debe silenciarse. Si no puedes silenciarle, trata de disminuir su velocidad. Si alguna corriente de pensamientos está entrando en ti de manera rápida y no logras detener todos los pensamientos que trae, al menos intenta bajar su velocidad. Eventualmente puedes intentar silenciarla nuevamente.

 

Imagina el cielo o el mar: Para volver la mente más silenciosa, es bueno si puedes imaginar algo muy apacible; algo como el vasto cielo al amanecer o la puesta de sol al atardecer. O puedes intentar sentir que estás en el fondo del mar, o en la cumbre de una montaña en los Himalayas.

 

Lanza la mente muy lejos: Cada uno deber ver que la mente es como un objeto material. Nosotros podemos tomar un objeto material y ponerlo en cualquier lugar que deseemos, o podemos lanzarlo lejos a la distancia; lo más lejos que podamos de acuerdo a nuestra fuerza. Así que podemos apresar la mente como si fuera un objeto material y lanzarla a la distancia, o ponerla en cualquier sitio que deseemos.

 

Pon al niño en la esquina: Si un niño travieso nos está molestando, podemos llevarlo a una esquina, reprenderlo y dejarlo allí. También podemos hacerle eso a la mente.

 

Siente que eres el corazón: Olvídate completamente de la existencia de la mente. Ignórala y siéntete a ti mismo únicamente como el corazón. No es suficiente decir, “Yo tengo corazón”. Uno debe decir, “Yo soy el corazón, yo soy el corazón”. Entonces, las cualidades del corazón permearán todo el  ser y automáticamente, la mente parará.

 

Pon un escudo delante de tu frente: Aquí, justo delante de tu frente, debes sentir que tienes un escudo  justo  frente a ti. Es una protección. En lugar de tomarlo como parte de tu cuerpo, como una extremidad o un órgano, debes sentir que justo en tu frente hay un revestimiento, una protección. Trata de sentir que estás constantemente alerta aquí en tu mente, para ver si se aproxima un ataque, o por cualquier pensamiento que vaya a  atacarte. Al mismo tiempo trata de sentir que acá, en este mismo lugar, hay un escudo, una pared sólida que te protegen. Esto es por los pensamientos que vienen del exterior.